La cantera, o lo que es lo mismo, los escalafones inferiores
de un club deportivo, forma parte de lo que a mi parecer es el triángulo
educativo Familia-Escuela-Deporte. Un triángulo escaleno, donde obviamente el
ángulo mayor corresponde a la familia, pero donde escuela y club o asociación
deportiva completan esa figura geométrica que es la formación de los jóvenes.
Afortunadamente, la cultura deportiva ha calado en nuestra
sociedad y, bien sea por estética o por salud, son escasas las familias que no
dedican parte de su tiempo de ocio a la práctica de algún deporte o que tratan
de fomentar en sus menores un hábito deportivo. La diversificación de la oferta
deportiva ha aumentado de manera que nuestros hijos o hijas pueden escoger
entre un enorme abanico de posibilidades y esa práctica, antes casual y poco
reglada, se ha convertido en una actividad complementaria que gestionan los
ayuntamientos o clubes directamente. A diferencia del modelo americano en el
que la práctica deportiva está ligada al sistema educativo y donde las
competiciones las organizan los institutos o las universidades, nuestros
deportistas están en manos de monitores o entrenadores de cantera, ajenos a la
comunidad educativa pero totalmente inmersos en su educación.
El aumento de la práctica deportiva repercutió en la
necesidad de formar a las que iban a ser las personas encargadas en dirigir esa
actividad y hoy día nos encontramos multitud de titulaciones y especialidades
relacionadas con el mundo del deporte y la actividad física. De este modo
resulta impresionante e inimaginable unos años atrás, comprobar el currículo de
la mayoría de los monitores deportivos o entrenadores que se hacen cargo de
nuestros jóvenes. El fútbol, como es lógico, no ha permanecido al margen y a
través de la Escuela de Entrenadores, la RFEF se encarga de formar a esos que
después comandan grupos una media de 5 horas semanales, tratando de inculcar
los valores de fair play o deportividad… la mayoría de las ocasiones.
Y aquí nos encontramos con la problemática del fútbol. La
diferencia con otros deportes es sencilla: el fútbol es un fenómeno de masas
incomparable con el resto. Los eventos futbolísticos tienen una repercusión
social cercana a los conflictos bélicos o la política. Es un negocio y como tal
vende productos, compra minutos televisivos y crea dioses, de manera que la
mayoría de los que hemos practicado este bello deporte, hemos soñado alguna vez
con llegar a la fama pegándole patadas a un balón. Este discurso es muy manido
y archiconocido, pero sigue primando en muchos equipos de cantera, pues lo
importante, lo que nos da reconocimiento, es la victoria, el título o el
ascenso logrado.
Como profesional de la educación física, trato de inculcar
los valores positivos del deporte y la competición, siguiendo, por ejemplo, uno
de los 8 objetivos de mi asignatura en la etapa de primaria, que dice
textualmente “Desarrollar actitudes y hábitos de tipo cooperativo y social
basados en el juego limpio, la solidaridad, la tolerancia, el respeto y la
aceptación de las normas de convivencia, ofreciendo el diálogo en la resolución
de problemas y evitando discriminaciones por razones de género, culturales y
sociales (O.EF.5), ORDEN de 17 de marzo de 2015 por la que se desarrolla el
currículo correspondiente a la Educación Primaria en Andalucía.”. Los noventa
minutos semanales que tengo con mi alumnado en el colegio, se quedan en nada si
los comparamos con las horas que pasan éstos con sus respectivos entrenadores y
monitores, desapareciendo completamente todo lo inculcado si el árbitro nos
pita un penalti que no fue, o si el partido está igualado y nos jugamos el
liderato…
En este marco contextual, los padres y madres tenemos que
elegir entre una actividad que contribuya a la educación de nuestros hijos e
hijas, y otra en la que todo el trabajo está encaminado a la obtención del
resultado final, esperando que el futuro “crack nos saque de pobres”.
Curiosamente muchas familias huyen literalmente del fútbol por su exceso de
competitividad y buscan en otros deportes esos valores antes mencionados, pues
no desean que sus niños y niñas completen sus jornadas en un ambiente agresivo,
fomentado muchas veces por esa figura del entrenador.
El mundo del fútbol es muy peculiar. Muchos lo comparan con
la vida misma. Es un deporte de equipo en el que no eres nadie sin tus
compañeros, en el que la suma de esfuerzos es la clave del éxito, donde
aprendes a competir, colaborar, respetar, donde haces amigos y enemigos, y
donde también existe un modelo a seguir que debe corregir tus conductas contrarias,
como hacemos en la escuela o en casa. Yo crecí en ese ambiente y me gustaría
que mis hijos también lo hicieran. Habiendo sido un futbolista amateur cuyo
logro consistió en jugar varias temporadas en la Tercera División, he tenido la
fortuna de haber trabajado de monitor, entrenador, secretario técnico e incluso
director deportivo de un pequeño club sevillano. Y por encima de goles, trofeos
y ascensos, me quedo con que el fútbol completó esa formación que empezaron mis
padres y continuaron mis profesores en las distintas etapas educativas por las
que pasé.
Por todo ello, debemos contar con la cantera para
asegurarnos que ese tiempo que pasan nuestros hijos e hijas sea de calidad.
Debemos colaborar con el entrenador o monitor, respetando sus decisiones y sin
cuestionar su autoridad, porque el campo de fútbol no está en nuestro ángulo de
actuación. Y al mismo tiempo debemos exigir a ese educador que pasa tanto
tiempo con ellos, un comportamiento acorde a los valores que buscamos, pues su
conducta tiene una repercusión mayor de lo que puedan pensar, créanme, lo dice
un educador que le ha tocado estar en los tres vértices de ese triángulo del
que hablaba al principio.
Termino dándole la enhorabuena a este magnífico proyecto en
forma de web, donde se trata de resaltar ese trabajo, muchas veces
desagradecido, de tantas personas que desde su vértice, ayudan a crecer a
nuestros jóvenes, agradeciendo a Jesús Alba su invitación a expresar mi opinión
al respecto.
ISMAEL CARRASCO
Maestro de Educación Física, Licenciado en Psicopedagogía
Máster en Educación Social y Animación Sociocultural
Autor de “60 fichas de psicomotricidad” y “60 fichas de
cooperación”
http://pilashablaingles.blogspot.com.es/
http://unavidaenbotines.blogspot.com.es