El fútbol es una de mis pasiones, no cabe la menor duda, como ya expresé en mi articulo relacionado con la cantera, pero desde el principio reconocí la figura del entrenador como la más desprestigiada, la que menos satisfacciones tiene y, con diferencia, la que más problemas suele acarrear. Es el principal responsable de los malos resultados y del que menos se acuerdan cuando las cosas van bien, el personaje secundario, aunque necesario, en una película en la que los Oscars se los llevan los jugadores, esos que no dudarán en darte la espalda si no son titulares.
En cantera, además, debes conocer, cuidar, proteger, guiar, a esos pequeños futbolistas que ante todo son chavales, proyectos de adultos, lidiando con padres y madres, no siempre tan comprensivos como debieran... En definitiva, una profesión de riesgo que nunca pensaba ejercer.
Pero la vida, las experiencias, las circunstancias, te van moldeando y a una edad avanzada, decidí hacerme oficialmente entrenador. Mis hijos volvieron a acercarme a este deporte que tanto me gusta, aunque al lugar que menos disfruté como jugador, el banquillo. Y es que después de varios años viendo los toros desde la barrera, después de experimentar otros deportes, después de haber entrenado a equipos de fútbol sala, baloncesto, fútbol 7, voleibol desde la figura de monitor... llamé a mi amigo Vicente Bejarano y comencé mi formación.
¿Y quién me iba a decir a mí que, con 44 años, iba a tener la oportunidad de vivir un sueño precisamente debido a esa decisión tan meditada como tardía? Y todo gracias a Javi Téllez primero y a Juan Parra después, que como coordinadores pensaron que tenía el perfil de entrenador de la escuela de fútbol del Real Betis Balompié.
Así que este socio de gol sur, recientemente accionista, pudo trabajar para el club de sus amores, pudo verse con el escudo de las trece barras en el pecho y respirar beticismo en un ambiente de fútbol, educación y Betis, codo a codo con otros locos de la cabeza.
Disfruto como un niño cada vez que me visto con la ropa oficial y me dirijo a la UPO a entrenar-enseñar a un grupo de betiquitos, como dice mi madre, participando en la Education Football League, recibiendo la visita de los jugadores profesionales, visitando el Estadio, colaborando con el club, con la fundación, haciendo Betis... viviendo un sueño.